Tal vez alguna nos hayamos preguntado ¿cómo afecta la cafeína a nuestros huesos? sobre todo si tenemos la costumbre de ingerir con regularidad café u otras bebidas que contengan esta sustancia.
En este artículo trataremos de acercarnos a una respuesta que nos brinde alguna certeza al respecto.
Opinión común
Contenidos
Está bastante extendida entre las personas la opinión de que la cafeína perjudica o debilita nuestros huesos.
Pero para saber si estas afirmaciones tan normales en redes sociales son ciertas, es necesario averiguar lo que dice la ciencia al respecto.
Así descubriremos si es verdad o se trata de un mito.
A continuación trataremos de ello.
Nuestro esqueleto
Empezamos preguntándonos si la cafeína debilita los huesos.
Nuestro esqueleto es el gran soporte de nuestro cuerpo.
Sostiene y proporciona apoyo a nuestros órganos.
Además, cumple funciones de locomoción.
El cuerpo humano cuenta con más de doscientos huesos en total.
De ellos, 26 huesos se ubican en los pies y el fémur.
El fémur, que es el hueso del muslo, es el más largo y fuerte del esqueleto humano.
Usos de la cafeína
Por otro lado, la cafeína suele ser una de las sustancias más usadas para mejorar el rendimiento físico e intelectual.
La cafeína se caracteriza porque tiene ciertos efectos tales como:
- Reducir la fatiga.
- Aumentar la concentración y el estado de alerta.
- Incrementar el rendimiento en actividades aeróbicas y anaeróbicas.
La cafeína es capaz de reducir la percepción del esfuerzo en aproximadamente un 29 por ciento.
Esto puede ayudar a corredores a tolerar entrenamientos de más altas intensidades.
Eso suele significar una mejora del rendimiento de aproximadamente un 11.2 por ciento.
Es obvio que la cafeína promete beneficios verdaderamente interesantes.
Sin embargo, se vuelve un tema serio cuando empieza la sospecha de los efectos no tan positivos que su consumo puede traer sobre la salud de los huesos.
Lo que descubrió la ciencia
Seguidamente, descubriremos lo que opina y aporta la ciencia al respecto.
El descubrimiento se basa en un estudio que se realizó en 27 corredores.
Estos corredores tenían, dentro de su historial de lesiones, por lo menos una fractura por estrés.
La otra muestra del estudio estaba constituida por otros 32 corredores que nunca habían sufrido este tipo de fractura.
Se compararon ambos grupos y se intentaron encontrar predictores.
Esto quiere decir que los investigadores hicieron comparaciones de diversos aspectos de la vida de cada participante.
Con ello intentaban encontrar posibles causas de las fracturas por estrés.
Fracturas por estrés
Los huesos pueden sufrir daños como consecuencia de los impactos producidos al correr.
No obstante, por fortuna, los huesos poseen la capacidad de autorepararse por medio de mecanismos sorprendentes.
Pero, a pesar de ello, corremos el riesgo de sufrir fracturas por estrés cuando sometemos a los huesos a una cantidad de impactos superiores a los que pueden manejar.
El problema básico consiste en que si exiges demasiado a tus huesos sin darles tiempo suficiente o los nutrientes necesarios para su reparación, aumentan las posibilidades de que sufras una fractura por estrés.
Es característico de este tipo de fracturas que no requieran un impacto o suceso específico que las ocasione.
Parecieran llegar de improviso, por ejemplo en medio de un entrenamiento o de una carrera.
Al no evidenciarse una situación específica que las cause, el peligro consiste en no detectarlas para tomar conciencia de ella.
Esto puede conducir a que lo que empieza como una molestia o pequeño dolor se agrave por continuar con la actividad.
Volviendo al estudio
A fin de llevar a cabo la comparación, se midió la densidad mineral ósea de cada uno de los participantes.
Asimismo, los sujetos de estudio tuvieron que responder cuestionarios sobre historia de fracturas por estrés, entrenamiento, menstruación y alimentación.
Los investigadores no hallaron diferencias significativas determinadas en la menstruación, huesos, dieta y consumo de productos lácteos.
En lo referente al objeto de este artículo, los investigadores sí pudieron detectar que el consumo de cafeína se asocia negativamente con la densidad mineral ósea del fémur, el trocánter y el eje femoral.
Estudio en ratas
También existe un estudio efectuado en ratas, ya que suelen reflejar muy bien los resultados en humanos.
Se intentó analizar los efectos del consumo de café en el proceso de reparación ósea.
A las ratas se las dividió en tres grupos.
Un grupo de control.
El segundo grupo consumió café desde su nacimiento.
Y el tercer grupo consumió 0.2 ml de cafeína por cada 100 gramos de peso corporal durante 30 días.
En los resultados cualitativos se apreciaron mayores cantidades de coágulos de sangre y hueso inmaduro en animales bajo tratamiento de cafeína pura en comparación con el café y el control.
Se realizó un análisis histométrico (medición de los componentes del tejido, en este caso, óseo).
Este análisis dio como resultado que el tratamiento con café ocasionó que la formación de hueso cayera en un 40 por ciento.
Con respecto al tratamiento con cafeína, reveló una disminución del 60 por ciento de formación ósea.
En ambos casos las cifras resultaron de la comparación con las ratas del grupo de control.
Partiendo de estos resultados, los investigadores llegaron a la conclusión de que tanto la ingesta diaria de café como la edministración intraperitoneal de cafeína en ratas retardaron el proceso de reparación ósea.
Y este efecto resultó más agresivo aún cuando se usó cafeína pura.
Entonces ¿cómo afecta la cafeína?
Las investigaciones que han hallado efectos adversos del consumo de cafeína con relación a la salud de los huesos han sugerido que la cefeína actúa sobre el hueso de tres maneras:
- Promueve un incremento de la excreción de calcio.
- Favorece la inhibición de la proliferación de osteoblastos.
- Causa retraso en el proceso de reparación de tejidos.
Estos factores se ponen de manifiesto aumentando el riesgo de fracturas, de osteoporosis, de enfermedad periodontal y afectando el éxito de los procedimientos reconstructivos óseos.
En otro estudio, que se realizó en humanos, se trató de analizar los diversos efectos de las proteínas.
Después de hacer una revisión de varios estudios, los investigadores llegaron a la conclusión de que para la población adulta sana, el consumo diario moderado de cafeína, en dosis de hasta 400 mg por día NO se asocia a efectos adversos tales como:
- Toxicidad general.
- Efectos cardiovasculares.
- Efectos sobre el estado de los huesos y el equilibrio de calcio, con un consumo adecuado de calcio.
- Cambios en el comportamiento de personas adultas.
- Incremento de la incidencia de cáncer.
- Efectos sobre la fertilidad masculina.
Los resultados también indican que los niños y las mujeres en edad reproductiva podrían constituir un grupo de riesgo, por lo que se recomienda limitar la ingesta de cafeína a no más de 300 mg por día.
En otro estudio realizado también en humanos, se analizaron los hábitos en mujeres de edad avanzada para poder determinar los efectos en la densidad ósea.
Los investigadores pudieron comprobar que un consumo de cafeína de 200 a 300 mg por día no está relacionado negativamente con la salud de los huesos.
Conclusión
Si bien existen investigaciones con resultados no favorables a la ingesta de cafeína y sus efectos en la salud ósea, a la vez hay un buen número de estudios que sugieren que no existen efectos negativos.
Partiendo de ello, se puede decir que consumir cafeína de manera moderada y siguiendo una dieta saludable con suficientes nutrientes que afectan positivamente a los huesos, además del calcio, no tendría que ser necesariamente negativo.
Al igual que en la mayoría de alimentos, la moderación siempre será la norma más acertada.
Por otra parte, siempre es bueno recordar que dosis de cafeína que superen los 500 mg por día pueden dar lugar a ansiedad, irritabilidad, aceleración del ritmo cardíaco y posiblemente llegue a afectar la salud de los huesos.
